El color rojo de un rábano proviene del pigmento rojo de la planta, la antocianina. Esta actúa como un poderoso antioxidante en el cuerpo que previene enfermedades cardiovasculares al proteger nuestras células del daño.
La remolacha también puede aumentar el flujo sanguíneo a áreas cruciales del cerebro. Se ha demostrado que el consumo de jugo de remolacha estimula la cognición y mejora la capacidad para tomar decisiones rápidas.
El repollo puede ser consumido en su forma cruda, como en ensaladas y jugos. Las propiedades antiinflamatorias, calmantes, cicatrizantes y antioxidantes del extracto de repollo justifican su aplicación en cosmética.
El tomate chonto es la hortaliza de mayor importancia en el mundo. Se cultiva en todo el mundo. Ayuda en casos de enfermedades hepáticas, quemaduras, obesidad y también se utiliza para prevenir la diabetes,
El tomate de árbol sirve para prevenir la gripa, fortalecer el cerebro, curar la migraña y disminuir el riesgo de sufrir de hipertensión o de rinitis. De hecho, tomar el jugo del fruto fresco a tempranas horas de la mañana, también, mejora la circulación.
El tomate Larga Vida es una de las variedades más reconocibles. De un color rojo intenso y forma redonda, el tomate Larga vida destaca por su piel lisa, una textura muy carnosa y un sabor de tomate de toda la vida.
La uva potencia la memoria. Una investigación realizada por la Universidad de Reading en Inglaterra subraya que la bebida con burbujas contiene fenoles, compuestos orgánicos aromáticos cuya principal propiedad es su perfil antioxidante.
Previenen la hipertensión, regulan el tránsito intestinal, previenen la osteoporosis. Contienen más de un 80% de agua. Sus fitoquímicos ayudan al equilibrio glucémico, por tanto es recomendable su consumo para toda la población.
La uva verde sin semilla ayudan en la reconstrucción de tejidos, mejoran el funcionamiento del corazón, estimulan la producción de células rojas y ayudan a la circulación del oxígeno en el cuerpo.
Las acelgas son una hortaliza es una fuente importante de vitaminas y minerales como potasio, calcio y magnesio. Se encargan de regular la presión arterial y por tanto, de prevenir ataques cardiacos, arteriosclerosis, y accidentes cerebrovasculares